jueves, 31 de julio de 2008

RELATO DE UNA AGRESIÓN POLICIAL EN CASTILLO DEL ROMERAL

Añadimos esta vez un sentido relato, al cual no se le ha cambiado una coma, de uno de los compañeros heridos en el "frente", cuando las tropas de Darias arremetieron de forma perversa y abusiva contra los vecinos allí congregados pacíficamente. Estremece, además de la paliza física soportada, el hecho de las provocaciones e insultos espetados por estos mercenarios. La xenófoba expresión: "canarios de mierda" fue utilizada por estos "perros", como así los llama nuestro compañero en su descripción de los hechos, con clara vocación de provocar y saciar sus ansias de apalizar en manada a ciudadanos indefensos, que defienden justamente eso, la indefensión, ninguneo, engaño y abandono sistemático al que se han visto sometidos en los últimos cuatro meses. En el siguiente relato queda patente quiénes provocaron a quién:

MI VERSION

Primera parte:

"Sobre las 7 de la mañana, los primero vecinos bajaban a la finca desde “el campo base”. Desde arriba ya se veían a los hombre de negro “perros” correr hacia los vecinos.

Mi intención desde la noche anterior era la de encadenarme. Desde que conseguí cadenas bajé por el hoyo central con la intención de no ser visto y bordear la zona. Pero mi intento quedó sólo en eso. Cuando veo a cinco perros corriendo detrás de mí tocando un pito. Me cogieron y me vieron las cadenas. Las cuales interpretaron como un objeto contundente con el según ellos pretendía agredirles. Enseguida me comunicaron que sería detenido y me pidieron identificación mientras me intimidaban y amenazaban. Por suerte mi pueblo me reclama con gran tensión y a él me devuelven.

Segunda parte:

Tras varias horas al sol escuchando y mirando como se reían de nosotros diciéndonos canarios de mierda entre otros halagos. Los vecinos aguantamos la calma. Hacia las once de la mañana una vecina intenta penetrar el cordón policial. Con miedo me mira, mientras yo grito. CORRE… y es ahí cuando salta la guerra. Al momento estoy tirado en el suelo con cinco perros encima dándome golpes y mi madre sobre ellos en mi defensa siendo lanzada e insultada por los perros salvajes. Después ya sólo recuerdo a mis vecinos aplaudiendo y mi nombre de fondo mientras un profundo mareo invadía todo mi cuerpo. Una vez en el centro de salud: me ponen oxigeno y una gran cantidad de diferentes medicamentos con suero vía intravenosa. A la vez que me hacen radiografías de todo el cuerpo diagnosticando diversos politraumatismos y un desplazamiento cervical.

El médico hace la denuncia pertinente ante el juzgado a la vez que me da copia del correspondiente parte de lesiones. Y cuando por fin consigo que me den el alta para volver a la carga me encuentro a la salida con dos perros secretos en el centro de salud".
Este compañero actualmente "luce" politraumatismo y "collarín", ni más ni menos. Por lo menos, estos profesionales de la humillación, le dejaron los dedos de la mano sanos para que nos pudiera transcribir, con pelos y señales, su dolorosa experiencia.

Y cuentan que vivimos en una democracia.

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